Como es tradición, el ingenio mexicano se hace presente de
cualquier forma, no importa la fecha y Día de Muertos no es la excepción.
Las calaveritas son en sí versos populares cargados de
ironía y sátira que van dirigidos hacia un personaje de la vida pública o privada.
Su forma de estar escritos es a modo de epitafios donde se trata al individuo al
que va dirigido como muerto siendo vinculado a expresiones particulares de su
profesión, actividad o manera de ser manejando esta situación de manera pícara pero sin caer el aspectos de mal gusto y no importando su posición social o económica.
Así es como en estas fechas es prácticamente imposible no
relacionarlas como parte de toda la tradición que engloba el Día de Muertos, formando
parte de los altares, los alfeñiques de azúcar y el pan de muerto y volviéndose
parte del gusto de la gente de todas edades que se divierten escuchando la
calaverita de alguno de sus seres queridos o de sus personajes favoritos.
Su origen se remonta cerca del siglo XVI luego de la
incorporación de muchas de las costumbres e ideas que llegaron con los
españoles y que se mezclaron con las costumbres y tradiciones de los indígenas
qué, a pesar de los intentos de evangelización, estas nunca se pudieron
exiliar.
Un ilustrador mexicano, José Guadalupe Posada definió las calaveritas de las siguiente manera: “El pueblo mexicano ha creado un singular elemento subjetivo de defensa
contra la muerte, con la colaboración de la muerte misma. Para ello le basta
colocarse, ayudado por la fantasía, en el terreno en que la gran niveladora
barre a todos, ricos o pobres, humildes y poderosos, con la misma inexorable
guadaña...”
La calaca en la escuela
En un día como cualquiera
La calaca decidió ir a la escuela
Se sentía preocupada y nerviosa
Pero de aprender estaba ansiosa…
Se preparó con anticipación
Para así aprender su lección
Todo iba bien ese día
Pero la suma no le salía
La maestra la dejó castigada
Y ella terminó agotada
Desde ese día la flaca ya no quiso regresar
A ninguna escuela a estudiar…
No será una alumna brillante
Pues necesita ser más constante.
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